sábado, 11 de agosto de 2012

Rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial

Tras seis años el fin de aquella segunda gran guerra mundial, la conocida como la Gran Guerra, estaba a punto de llegar a su fin. Dos de los grandes personajes de aquel hecho histórico habían desaparecido del mapa político: Roosevelt, el presidente estadounidense, había fallecido el 12 de abril, mientras que en el otro bando, Adolf Hitler, el führer alemán, se había suicidado en un búnker cerca de Berlín apenas 18 días después tras constatar que la guerra estaba perdida y sus ideales de un gran Reich derribados.

El 12 de febrero de aquel mismo año de 1945, las tres grandes potencias aliadas, Estados Unidos, Inglaterra y la URSS se habían reunido en Yalta para organizar los últimos planes de guerra y coordinar el futuro estado de Europa tras la caída de Alemania.

Precisamente, al día siguiente de aquella Conferencia de Yalta empezó la última gran batalla dentro de Alemania. Noventa y tres divisiones norteamericanas avanzaron tanto por el este como por el oeste bajo el mando del general Eisenhower. Por su parte, avanzando también desde el este, los rusos entraron en territorio alemán. Un mes después, el 25 de marzo, los americanos ya controlaban la orilla izquierda del Rin, mientras el 19 de abril, los ingleses tomaron el Elba. Los rusos, en territorio austriaco, habían entrado en Viena y poco después, Dinamarca y Noruega y las tropas alemanas que allí se encontraban quedaron sin apoyo alguno.

El cerco sobre Berlín comenzaba a estrecharse mientras además el Führer se iba quedando sin aliados. Italia, la más débil de sus aliados, se rindió el 2 de mayo de 1945 y el propio Hitler, incapaz de enfrentarse a un fracaso que él jamás permitió en ninguno de sus generales, optó por suicidarse junto a su compañera Eva Braun. A Karl Dönitz le recayó, por mor del testamento del propio Führer, el humillante papel de ser el último gobernante de aquella soberbia Alemania.

El 4 de mayo de 1945, rodeado ya por el fuego soviético, norteamericano e inglés, Dönitz mandó una delegación representada por el almirante Friedeburg al cuartel general de Montgomery en Luxemburgo. Con la delegación se presentaba un acuerdo de rendición con la intención de ganar tiempo para liberar a las tropas alemanas que se habían quedado aisladas y rodeadas por los rusos en el noroeste de Alemania.

Dos días después llegaba a Reims el general Jodl. Sin embargo, el acuerdo de rendición no era tan incondicional como pretendían las potencias del Eje, y Eisenhower se negó a firmarlo.

Finalmente, acuciados ya por las tropas aliadas, el general Jodl y el general de división Bedell Smithfirmaron, a las 2,41 h. de la madrugada del 7 de mayo, la rendición incondicional que se pedía desde el Eje. Rusos y franceses estuvieron presentes en aquel momento histórico que se ratificó definitivamente el 9 de mayo en Berlín con la firma del famoso mariscal Zhúkov por parte rusa, del teniente general Tedder por parte norteamericana y del mariscal de campo Keitel por parte alemana.

El documento de capitulación de Alemania, que firmaron aquel 7 de Mayo es el siguiente:

“1. Nosotros, los abajo firmantes, en nombre del Alto Mando alemán, entregamos por el presente instrumento, sin condiciones al Mando Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y, al mismo tiempo, al Alto Mando Soviético todas las fuer zas terrestres, navales y aéreas que hasta el presente estaban bajo control alemán.

2. El Alto Mando alemán dará inmediatamente a todas las autoridades milita res, navales y aéreas alemanas y a todas las fuerzas que están bajo control alemán la orden de cesar todas las operaciones activas a las 23,01 horas, de la Europa Central, del 8 de mayo, y de permanecer en las posiciones que ocupen en aquel momento. Ningún navío, embarcación o avión podrá ser hundido o destruido y las respectivas quillas, máquinas y equipos no podrán ser objeto de daño alguno.

3. El Alto Mando alemán transmitirá inmediatamente a los Comandantes interesados todas las demás órdenes dadas por el Comandante supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y por el Alto Mando soviético y garantizará su cumplimiento.

4. La presente Acta de rendición militar se hace sin perjuicio de otra y se sustituirá por un acta general de capitulación impuesto por las Naciones Unidas o en nombre de ellas y aplicable a toda Alemania y a las fuerzas armadas alemanas.

5. En el caso de que el Alto Mando alemán o ciertas fuerzas puestas bajo su control no se conformen con la presente acta de rendición, el Comandante Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas y el Alto Mando soviético adoptarán medidas punitivas o aquellas otras que juzguen apropiadas.

En nombre del Alto Mando alemán: Jodl En presencia: Por el Mando Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas W. B. Smith. Por el Alto Mando soviético:Ivan Susparoff. Por el Alto Mando francés: General F. Sevez.Reims (Francia) a las 02:41 del 7 de mayo de 1945.”

Una vez firmado el documento, los ojos se volvieron hacia el Pacífico y el último de los rivales en liza: Japón. Apenas 3 meses después se produjo uno de los hechos más bárbaros en la Historia de la Humanidad: el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki.

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